
La percepción del cliente es la realidad de tu negocio.
Cada vez que una persona entra en contacto con tu marca, va guardando en su mente, de manera más o menos consciente, información, de lo que entendió que hace o para qué sirve, si le ofrece una solución a un problema, si le da prestigio tenerla, si le conviene por precio-calidad, si no le quedó claro pero presintió que le puede ser útil, si cumple un deseo, si le gustó por cool, disruptiva o tradicional.
Lo que perciben las personas de tu marca, es lo que en verdad va a ir siendo.
Entonces, para avanzar de forma certera lo referido a lo visual de tu marca, es necesario haber desarrollado antes su adn y segmentado sus públicos ¿Por qué? Porque componen la estructura y el marco que permite elegir con fundamento su imagen (su comunicación y posicionamiento también).
Sólo sabiendo qué tipo de personalidad tiene tu marca, a dónde querés posicionarla y a quiénes querés atraer vas a poder generar una identidad visual que la represente de forma fiel a lo que es en verdad y que atraiga a quienes querés conectar.
Vestir tu marca para la fiesta a la que quiere ir.
Vestirla para pertenecer.
Abrazo!
Tone.
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